
Muy buenas tardes a todas y todos, y bienvenidos una semana más a ‘’Interpretación en vaqueros’’, el rincón teatral de ‘’De viernes a viernes’’. Hoy es un día muy especial, y es que estamos de celebración. Mañana, 27 de marzo, se celebra el Día Mundial del teatro. A continuación hablamos de ello. El teatro está de fiesta… Nos ponemos los vaqueros y vamos a ella.
Y para celebrar un día tan importante como este, vamos a escuchar la voz de la experiencia. Hoy nos quedamos con las palabras de dos sabios dramaturgos que se ocuparon de escribir el manifiesto del día del teatro, uno en 2008 y otro en 2009.
En 2008, El director, actor y presidente del Instituto Nacional del Teatro en África Robert Lepage, escribió estas palabras:
"Existen varias hipótesis sobre los orígenes del teatro, pero la que lo desafía más tiene la forma de una fábula: Una noche, en tiempo inmemorial, un grupo de hombres se habían reunido en una caverna para calentarse en torno a un fuego y contarse historias. Cuando, repentinamente, uno de ellos tuvo la idea de levantarse y de utilizar su sombra para ilustrar su relato. Al ayudarse con la luz de las llamas, hizo patentes sobre las paredes de la cueva a unos personajes de tamaño mayor que los naturales. Los otros, deslumbrados, reconocieron en las sombras al poderoso y al débil, al opresor y al oprimido, al dios y al mortal.
Hoy día, la luz de los proyectores sustituye a la fogata inicial y la maquinaria de escena, a las paredes de la caverna. Y con todo respeto a algunos puristas, esta fábula nos recuerda que la tecnología es la causa incluso del teatro y que no debe percibirse como una amenaza, sino más bien como un elemento enriquecedor.
La supervivencia del arte teatral depende de su capacidad para reinventarse integrando nuevas herramientas y nuevas lenguas. Si no, ¿cómo el teatro podría seguir siendo el testigo de todas las grandezas y de lo que está en juego en su tiempo y, al mismo tiempo, promover el acuerdo entre los pueblos, si él mismo no demostrara apertura? ¿Cómo podría jactarse ofrecer soluciones a los problemas de la intolerancia, la exclusión y el racismo, si, en su práctica propia, se negase a todo mestizaje y a toda integración?
Para representar al mundo en toda su complejidad, el artista debe proponer formas e ideas nuevas, confiando en la inteligencia del espectador, que es capaz así mismo de distinguir la silueta de la humanidad dentro del perpetuo juego de luces y sombras.
Es cierto que jugando mucho con el fuego, el hombre corre el riego de quemarse, pero de esta forma alberga también la esperanza de convencer y de iluminar. ’’
Después de estas emotivas y alentadoras palabras, escuchamos las palabras de otro grande, Augusto Boal, dramaturgo, escritor y director de teatro brasileño, es conocido por el desarrollo del Teatro del Oprimido, método y formulación teórica de un teatro democrático, del pueblo. Fue sido para el Premio Nóbel de la Paz 2008. Desgraciadamente, Boal falleció el pasado 2 de mayo de 2009. Un mes antes de morir, nos dejó con su manifiesto, que se leyó tal día como hoy hace un año. Dice lo siguiente:
‘’Todas las sociedades humanas son espectaculares en lo cotidiano y producen espectáculos en momentos especiales. Son espectaculares como forma de organización social, espectáculos como este que ustedes vienen a ver.
Lo mismo, aunque de modo inconsciente, las relaciones humanas son estructuradas de forma teatral: la utilización del espacio, el lenguaje del cuerpo, la elección de las palabras y la modulación de la voz, la confrontación de ideas y pasiones, todo lo que hacemos en el escenario lo hacemos siempre en nuestras vidas: ¡nosotros somos teatro!
No solo las bodas y funerales son espectáculos, también lo son los rituales cotidianos de los que, debido a su familiaridad, no somos conscientes. No solo las grandes pompas, sino también el café de la mañana, los “buenos días” intercambiados, los amores tímidos y los grandes conflictos, una sesión parlamentaria o una reunión diplomática, todo es teatro.
Una de las principales funciones de nuestro arte es hacer llegar a nuestra consciencia los espectáculos de la vida cotidiana donde los actores son igualmente espectadores, donde la escena es la platea, y la platea la escena. Todos somos artistas: haciendo teatro aprendemos a ver aquello que salta a los ojos pero que somos incapaces de ver porque no estamos habituados a mirar. Lo que nos es familiar se vuelve invisible: hacer teatro, por el contrario, ilumina la escena de nuestra vida cotidiana.
En septiembre del año pasado fuimos sorprendidos por una revelación teatral: nosotros que pensábamos vivir en un mundo seguro a pesar de las guerras, los genocidios, las hecatombes y las torturas que acontecían, si, ciertas, pero alejadas de nosotros en países distantes y salvajes, vivíamos seguros con nuestro dinero guardado en un banco respetable o en las manos de un honesto corredor de bolsa, fuimos informados de que ese dinero no existía, que era virtual, ficción de mal gusto, triste creación de algunos economistas que ni eran virtuales, ni seguros ni respetables. Todo ello no era más que mal teatro, como una comedia de enredo donde unos pocos ganaban mucho y unos muchos perdían todo.
Políticos de países ricos han mantenido reuniones secretas de las que han salido soluciones mágicas. Nosotros, víctimas de sus decisiones, seguimos siendo espectadores sentados en la última fila del entresuelo.
Hace veinte años dirigí “Fedra” de Racine, en Río de Janeiro. El decorado era pobre; unas pieles de vaca en el suelo y unos bambúes alrededor. Antes de cada representación yo decía a mis actores: “Ahora acabó la ficción que hacemos día a día. Cuando crucen esos bambúes de la escena, ninguno de ustedes tendrá derecho a mentir. El teatro es la Verdad Escondida”.
Cuando miramos más allá de las apariencias vemos opresores y oprimidos, en todas las sociedades, etnias, clases y castas, vemos un mundo injusto y cruel. Tenemos la obligación de inventar otro mundo porque sabemos que otro mundo es posible. Pero nos corresponde construirlo con nuestras manos entrando en escena, en el escenario y en la vida.
Asistan al espectáculo que va a comenzar; después, en sus casas con sus amigos, interpreten sus propias piezas y vean aquello que jamás han podido ver: aquello que salta a los ojos. ¡El teatro no es solo un acontecimiento, es un modo de vida!
No tengo mucho más que decir. Las palabras de estos dos genios lo dicen todo.
Larga vida al teatro!!!!!!
Hasta aquí la celebración del día del teatro. Hasta aquí el Interpretación en vaqueros de hoy. Nuestra próxima cita será después de Semana Santa.
Nos despedimos con una canción que suena muchísimo tanto en las ondas como en las discotecas, ‘’Meet Me Halfway’’ de The Black Eyed Peas. Tras el éxito veraniego de su single ‘’I gotta feeling’’, nos presentan ahora este tema que intuimos, será de lo más bailable de este 2010.
Podemos encontrarlo en su disco ‘’The End’’, un título contundente pero no convincente, porque no vemos a la banda con muchas ganas de separarse por mucho que digan, y menos teniendo en cuenta el éxito que tenían y que tienen.
Nada más por hoy.
FELIZ DÍA DEL TEATRO